Promoción electoral disfrazada de Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros.

Promoción electoral disfrazada de Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros.

A mediado de julio pasado hubo un escándalo mediático nacional por la difusión en las redes sociales de un video en el cual un colaborador del delegado federal en Guerrero hacía a algunos adultos mayores repetir el nombre de Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros para memorizarlo y saber a quién agradecer los beneficios de programas sociales federales.
La grabación fue aprovechada por el diputado federal Rubén Cayetano García como evidencia para denunciar que el funcionario federal usaba los programas sociales a fin de promocionarse anticipadamente a la candidatura a gobernador de Guerrero.
En su visita a dos comunidades indígenas de Ometepec, #PabloAmílcarSandovalBallesteros cambió la estrategia por la distribución generalizada de su tarjeta de presentación con su nombre y número telefónico “para que le reporten si detectan alguna anomalía en los programas sociales federales”, justificó.
En realidad tiene el mismo fondo de que los beneficiarios y demás asistentes a esos eventos memoricen su nombre y lo recuerden en el caso de ser consultados en la encuesta de a quién quieren para candidato a gobernador de Guerrero.
Su visita a las comunidades Cumbre de Barranca Honda y Cochoapa no tenía una justificación relevante porque no urgía la inauguración que hizo de un plantel escolar en cada caso, pues de momento no hay clases presenciales.
Que fue para supervisar la aplicación de los recursos de los programas la Escuela es Nuestra y Sembrando Vida, pero no revisó las cuentas de tales gastos ni constató con procedimiento técnico para conocer la calidad de la construcción, sólo a simple vista declaró todo estaba más que bien, porque a semejanza del pasaje bíblico en que fueron multiplicados los panes y los peces, “aquí multiplicaron los ladrillos”, dijo en Cumbre de Barranca Honda.
Tampoco urgía su presencia en los viveros del programa Sembrando Vida en esos mismos pueblos porque no llevó ningún apoyo adicional, solo a “supervisar”, que en realidad fue para que lo conocieran y supieran su nombre mediante las tarjetitas que personalmente se encargaba de que sus colaboradores distribuyeran entre todos los presentes.
Si no fuera por el proceso electoral ya iniciado formalmente y que Pablo Amílcar aspira a ser gobernador de Guerrero, extrañaría tanto activismo del funcionario federal que con el argumento de cumplir su labor oficial recorre intensamente el Estado de Guerrero, y se lo creería un inocente o ingenuo, cuando en realidad es una promoción electoral disfrazada.

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